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Marketing social, para vender y cambiar al mundo.

Las nuevas generaciones siguen cambiando la manera de hacer publicidad y en años recientes ha incrementado una tendencial cien por ciento millenial: marketing social. ¿De qué se trata? Muy sencillo, loable y altamente rentable: consiste en vender productos abrazando banderas de diferentes temas sociales, como empoderamiento femenino, protección ambiental, donación de órganos, respeto a los derechos de los animales, combate al bullying, tolerancia y respeto a la comunidad LGBT y mucho más.

Todo lo anterior, a raíz de la fuerza de una generación de espectadores-consumidores, los chicos y chicas millenial, quienes aprovechan al máximo el potencial de las redes sociales de la Internet, para manifestar las causas que les preocupan, a las que incluso pertenecen o, más complejo aún, aquellos temas con los que desean ser relacionados, sea genuino o no en su vida real.

Por fortuna, atrás han quedado los años en los que los publicistas titulares de las grandes cuentas o marcas evitaban a toda costa incluir en sus campañas referencias a temas polémicos, injusticias terribles, grupos minoritarios que pudiesen “afectar”, “deprimir”, “enfadar” o “disgustar” al público meta, y, por ende, destrozando la oportunidad de venta. Se creía entonces que sólo se debía evocar ciertos prototipos de belleza, de estilo de vida, de sexualidad, de ámbitos armoniosos, de aspectos positivos, nada de excepciones de la regla.

De esa manera, aún en los primeros años de la década recién concluida (2010-2019), era difícil imaginarse que una marca como Lacoste lanzara una colección especial de prendas en las que se sustituyera el icónico logo de cocodrilo por la imagen de diez especies animales en peligro de extinción, como ocurrió a principios de este año 2020.

Tampoco era posible imaginar que una de las firmas más pesadas a escala mundial y a quienes los puristas siempre han asociado al materialismo y al triunfo de la comida chatarra, como es Coca Cola, lanzara en México una campaña en la que asumía el error de haber vendido millones de refrescos envasados en plástico, pero ahora abrazando la responsabilidad de, ahora sí, darle seguimiento y participando en la recolección y reutilización de ese material y así poder seguir vendiendo botellas de bebida refrescante y, esta vez, con la conciencia tranquila.

Y la lista podría continuar. Si bien es de celebrarse que la publicidad actual sea más incluyente en todos los aspectos, también es importante identificar que la gran meta siempre será, por razones naturales, vender. Y para que la venta se consolide, es importante que, después de tocar el corazón del joven consumidor, y mercados secundarios o alternos, se realicen una serie de estrategias de seguimiento que permitan a la marca lograr su cometido. Es ahí cuando la creatividad asume nuevos retos.

A manera de reflexión, antes de terminarnos esta taza de té, podemos concluir que el Marketing social, a pesar de ser una singular manera de tocar las fibras más sensibles de los consumidores, para establecer identificaciones que se traduzcan en altas ventas, le ha hecho bien no sólo a la publicidad, sino a la sociedad global pues al final del día son varias las causas sociales que ganan espacios en la cotidianidad de las masas.

Luis Enrique González

Creative Strategist Director & UX/UI Lead Designer

at teMedia Comunicación

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